sábado, 12 de enero de 2013

El Poder



El insigne pensador puertorriqueño, Don Eugenio Maria de Hostos, en su libro, “Lecciones de  derecho constitucional”, define este derecho de esta manera: “Derecho constitucional es aquella rama de la Jurisprudencia que tiene por objeto concreto la constitución u organización jurídica de la sociedad.”  En otras palabras,  es la ciencia que, fundamentàndose en el derecho, como sustancial elemento orgánico, crea, fomenta, funda y constituye el Orden social.
Porque decir derecho, es apuntar, como meta de todo grupo social la rectitud, la justicia, el balance social, el equilibrio colectivo, o sea, el Orden. Que   estructura, por medio de la Ley esencial de un estado,  el régimen básico de derechos- deberes y libertades de los llamados ciudadanos. A la par, es decir, conjuntamente, ocurre la exteriorización de La Ley, en los poderes reales  e instituciones que la garantizan. Todas las leyes, todos los derechos del hombre, cuando se institucionalizan, cuando se establecen, como ideales sociales para una armónica convivencia, pues decir sociedad, es decir, multiplicidad de seres viviendo en un espacio y tiempo,  cuando se convierten en los derechos contitucionales, se transforman en La Carta Magna de los inalienables Derechos del Hombre.
Porque hablar de derechos constitucionales, es hablar del Poder para ordenar, para organizar, para  gobernar. Ese gobierno puede ser el gobierno de un clan, de una tribu, de una aldea, de un pueblo, de una ciudad, de una nación de varias naciones, en fin, puede ser un gobierno del mundo, planetario. Nunca  se podrà aislar, por lo tanto, el Poder del Orden, de la luchas que, através de la historia, ha suscitado el problema de quién  y cómo gobierna.
Por consiguiente, como se deduce, esa serìa la historia del derecho; pero, baste con señalar, que la cuestión del ejercicio del Poder, remite a luchas cruentas en que, precisamente, los derechos constitucionales, vienen a ser una carta de triunfo real para organizar, de acuerdo al derecho, una sociedad, o pueblo o nación o régimen.

Es por ello que  al esencial problema del poder y el gobierno, como se revela, desde los orígenes, es decir, desde el principio de su historia, se le han dado diferentes respuestas. Como por ejemplo la monarquía absoluta de Jehová, en el pueblo judío, posteriormente encarnada en los reyes que la representan o el Papa que se la apropia, hasta el comunismo de Marx, pasando por castas, oligarquías, dictaduras, césares, zares, plutocracia, aristocracia, jeques, caciques, han sido ensayos de respuestas al problema de quién es el que posee el poder para organizar el orden, para justificar  la paz social. La conquista de los derechos del hombre, y su constitución, por medio de la Ley,  creadora del justo orden social, ha sido, absolutamente, uno de los triunfos màs grandes de la humanidad.
No tenemos que ser juristas, ni tan siguiera aprendices de la leyes, para darnos cuenta que el hombre, hasta el día de hoy, no ha podido lograr el sueño de una justa sociedad, sencillamente, porque las fórmulas históricas, usadas dentro del marco del ejercicio del Poder,  han sido perjudiciales para la humanidad. Hablo de horribles tiranìas, hablo de imperios, hablo de reyes, de cesares, de emperadores, de dictadores, que con su Poder absoluto, “yo soy el Estado”, sólo han traído destrucción, guerra, muerte a millones de seres humanos.
Ese caos del poder, también a lo largo de los surcos de la historia, ha sido combatido, el hombre ha resistido tiranìa, ha luchado contra el poder absoluto cruel y déspota; y, no hay duda, que uno de de sus màs grandes triunfos en esa lucha, fueron la formulaciones de los derechos del hombre y su constitución desde el Siglo de la Luces, el Siglo XVIII, en fin, desde las grandes revoluciones, que fundaron la modernidad polìtica, donde el poder soberano, reside en el pueblo que escoge a sus representantes como sìmbolos del poder democratizado. Hablo del poder y su distribución, o sea, de  la separatividad del Poder en poderes, en fin, hablo del trànsito del absolutismo a la democracia liberal.
Termino con una pregunta esencial; ¿el nuevo gobierno, elegido recientemente en nuestra isla desencantada, tiene el Poder real, verdadero para lograr todos los cambios que prometen?

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