El Cristo
del Cerro Gandìa
signo vacío de tu ausencia, se me torna en habla:
¿Desde cuándo no estás? ¿Qué escarchas de olvidos
pesados
cayeron sobre
mis ojos? ¿Por qué no lo veìa?
¿Qué sellaba,
mis pesados párpados sobre mis neblinosos, ojos
oscurecidos,
que por años y años,
tu cruz miraba,
sobre la cumbre del
monte verde del Cerro Gandìa,
imponente,
retando la altura,
y cuenta, no me daba; del
sueño no despertaba?
Allí... el madero, pero de tu cuerpo... ni la sombra...
Tù, en
tu cruz del Cerro Gandìa, siempre,
has
estado : ¡Ausente!